Una mujer enajenada, perdida… en su casa, en su hábitat, o en un lugar otro, en el espacio… en su espacio. Retrocede, avanza, se mueve, se detiene, vuelve a empezar. ¿Busca… se busca? ¿Qué es lo que llegará? ¿Qué es lo que pasó? A través de distintos recortes, de distintas paradas, de micro escenas, Valeria Polorena crea una pieza muy interesante, que abre distintos mundos a los espectadores, con una historia que no es necesario entender ¨racionalmente¨, sino más bien la propuesta parecería ser meterse en ese viaje y ver qué mundo se le abre a cada uno. La banda sonora (de Morbo y Mambo, con dirección musical de Maximiliano Russo) se vuelve un protagonista más, hay un trabajo entre el movimiento y los sonidos, donde uno transforma el otro, sin tener nunca ninguno el poder, van mutando y cambiando a lo largo de la obra.
Polorena asume tanto la coreografía, como la dirección y la interpretación, es muy atractiva la búsqueda que hay detrás del espectáculo, centrada específicamente en el uso y juego del tiempo y de los movimientos (del tiempo). Vale destacar su trabajo interpretativo.