Siguiendo con la estética de El Pasado es un Animal Grotesco, Mariano Pensotti cuenta la historia de cuatro cineastas en busca de La Película. Se trata más bien de retratar el periplo por el que estos cuatro creadores deben pasar para generar contenido y de cómo el arte está estrechamente relacionado con el creador. Cada uno de ellos parte de una idea-imagen y el transcurso de la vida moldea indefectiblemente el devenir de los personajes de la película, e incluso resignifica o banaliza el meta-mensaje que sirvió como punta pie. Entonces la decisión pasa por ser fiel a la obra o a uno mismo, confiar en la verdad del arte o en la intuición de su creador. Conocedor de su propuesta, Pensotti logra magistralmente plantear una pregunta sin explicitarla. El trabajo dramatúrgico y escénico giran en torno a una estructura realista, pero se trata de una realidad deliberadamente parcial, que sólo permite entrever el gran cuestionamiento de la obra.
Las interpretaciones individuales en el caso de esta obra, están al servicio de la coreografía grupal. Al ser las escenas narradas por encima de las voces de los personajes (igual que en El Pasado…), el código actoral pasa por lo gestual y físico, relegando a un segundo plano lo vocal. Lo importante entonces, es la forma asombrosa en la cual estos cinco actores coordinan sus entradas y salidas de personaje en personaje, de narrador en narrador. Vale resaltar la cadencia constante en el ritmo de las escenas, se trata de una encuadernación de cuadros rebosantes de energía y teatralidad que se mantiene durante las dos horas que dura el espectáculo. Dentro de los trabajos individuales, se destacan Javier Lorenzo como Gabriel, un cineasta con fama quien se entera que pronto va a morir y Elisa Carricajo como una joven cineasta que se ve forzada a dirigir un guion ajeno al que detesta por un compromiso con productores franceses. El resto del elenco, Horacio Acosta, Valeria Lois y Marcelo Subiotto, se fusiona con el movimiento grupal de manera más absoluta en detrimento de la diferenciación individual.
Considero importante mencionar escuetamente la gran labor de Mariana Tirantte en la escenografía, no sólo por la propuesta espacial sino porque la escenografía de Cineastas y su manipulación representan una metáfora de la creación tan acabada que enriquece enormemente la obra.
Cineastas es una obra original, que permite varias lecturas a varios espectadores. Tal vez quienes vieron El Pasado es una Animal Grotesco encuentren varias similitudes, pero Cineastas propone sutilezas que estaban ausentes en la obra anterior.