Hace 20 años se estrenaba en el Luna Park un musical que quebraría todos los records, el cual marcaria un camino y habilitaría (tiempo después) el resurgimiento de un genero, un espectáculo imponente, inmenso… épico.
Y no utilizo esta palabra al azar, ya creo que ésta es la que mejor define a esta obra creada por Pepe Cibrian y Ángel Mahler. Quienes la vimos en el ¨templo del boxeo¨ sin duda sabíamos que estábamos en presencia de algo mucho mayor que un gran espectáculo, era una apuesta nunca antes vista en un espectáculo local, era el talento de más de 60 actores en escena, con una partitura exquisita, en una puesta creada magistralmente.
El éxito no siempre acompaña a los talentos, afortunadamente este no fue el caso, en estos 20 años Cibrian – Mahler se convirtieron (merecidamente) en referentes del teatro musical argentino, año a año presentando nuevas obras o brindando reposiciones de sus espectáculos.
Cumpliéndose el 20 aniversario del estreno de su monstruo más exitoso, deciden reestrenarlo pero con importantes cambios. La acción se centra en los acontecimientos que envuelve - en una historia de pasión, intriga, devoción y venganza - a Mina, su pretendiente: Jonathan Hacker, su intima amiga: Lucy, y por supuesto, al Conde Drácula.
No se perciben grandes cambios en la puesta general: las grandes torres de hierro siguen alli, al igual que la mayoría de los mobiliarios y el concepto lumínico. Donde sI hay cambios importantes es en el libro: se eliminaron varias escenas y sumaron otras que favorecen ampliamente la dramaturgia, pero quien sale ampliamente favorecido es el personaje de Van Helsing el cual gana un gran protagonismo y fuerza dramática, al igual que Lucy (al punto de delegar al personaje de Mina a tener protagonismo únicamente en el segundo acto)
Por su parte, Ángel Mahler junto a su hijo Damián (el cual se encarga de conducir magistralmente la orquesta) realizaron un delicado y minucioso trabajo en la partitura, brindando así momentos de de un gran deleite musical.
Pero si en la puesta original era admirable el trabajo de ese trió protagónico integrado por Cecilia Milone, Paola Krum y Rodó (jóvenes y prácticamente desconocidos en ese momento) esta puesta no se queda atrás, en primer lugar hay que hablar del que aun sigue: Juan Rodo, el cual logro un trabajo que se hace imposible pensar otro actor como Dracula, porque lo vive con total intensidad, defiende, cree y no sale de su personaje en ningún momento (incluso en el saludo final) en esta oportunidad se ve – y se agradecen - los nuevos matices que le imprime a su criatura. Por otra parte dos maravillosas revelaciones: En el rol de Mina, Candela Cibrian exhibe un enorme potencial y demuestra que tiene muchas armas para lucirse en todo el segundo acto. Y por otra parte, el maravilloso talento de Luna Perez Lening – de solo 16 años – que realiza un trabajo arrollador, de gran fuerza y precisión.
Entre los protagonistas también se encuentran Leonel Fransezze como Jonathan Harker quien realiza una correcta tarea, y otros dos grandes intérpretes: Germán Barcelo con un intenso Van Helsing y Adriana Rolla en una emotiva Nani.
Completa el elenco un numeroso Ensamble de irregular labor, donde se destacan:Victoria De Vicentis, Emiliano Yapor, Gabriela Peyrano, Florencia Spinelli y Julieta Goncalves.
Por ultimo es imposible no hablar de la brillante orquesta, como se dijo, comanda por el joven y talentoso Damian Mahler quien hace honor las exquisitas partituras de su padre. El sonido que emerge del foso es de una intensidad y poder que es unicamente comparable con los grandes espectaculos sinfonicos.
A pesar de ser una puesta mucho más pequeña, y sin el impacto que tenía en su versión original; la presente versión de Drácula demuestra que sigue estando vigente, fundamentalmente gracias al brillante labor de sus protagonistas y sus brillantes canciones. Sin duda, este Conde aun tiene mucha vida por delante.