Forever Young se reestrena en el Teatro Metropólitan, luego de una exitosa temporada en El Picadero durante el 2012 y 2013, y una gira por el interior del país y Chile.
El mismo, es un espectáculo simple y con una bella historia donde siete ancianos pasan sus días en un geriátrico entre medicinas, emotivos recuerdos que les provocan el sentirse jóvenes nuevamente y; ejercicios de rehabilitación. Sin embargo, cuando la enfermera desaparece de escena, se produce un caos, se despierta el espíritu del rock y del pop en los cuerpos y en las voces de los actores. Así nuestros queridos mayores optan por resistir el paso del tiempo a través de la música. Artistas que habiendo perdido el pelo, algunos, de ningún modo se deshicieron de sus mañas. Escucharemos algunas anécdotas, veremos algunos vicios y seremos partícipes de algunos enfrentamientos.
Todas las actuaciones son absolutamente creíbles, los personajes están muy bien caracterizados, cada uno con su rasgo y su dificultad física que le sirve para mantener su juego cómico en el escenario. Son divertidos y cantan como los dioses. Los distintos números de los musicales por los que pasan los mantienen vivos y activos. Resulta placentero el sonido que se produce cuando se conjugan las voces con el piano.
Melania Lenoir se destaca con su voz intachable durante todo el espectáculo y, Andrea Lovera en su rol de enfermera es impecable.
Daniel Casablanca es un pilar fundamental en la obra, ya que su realización de la puesta en escena es con un humor muy bien trabajado, donde todos los elementos que están en juego se relacionan de manera armónica tanto con el espacio como con la caracterización de los personajes; ejemplo de esto es el tanque de oxígeno, el suero, los veladores, los sillones con mantitas, entre otras cosas.
Por otro lado, Elizabeth De Chapeaurouge como coreógrafa realiza un trabajo impecable. En los pequeños instantes donde podemos ver a los actores bailar se nota que los movimientos planteados están siempre en correlación y a merced de la narrativa y de cada personaje.
Es un espectáculo musical divertido y emotivo, con canciones de los 70s, 80s y 90s que forman parte de nuestro colectivo imaginario: Forever Young, De mí, La vida es una moneda, Soy lo que soy y No me dejan salir, entre otras.
Forever Young relata acerca de cómo podría ser la posible escena final de nuestras vidas, aquella que es como una segunda niñez. Pero, nos deja una linda reflexión como lo dice el personaje de Walter Canella: “todos somos distintos pero tenemos algo en común: todos envejecemos. Envejecer puede ser una fiesta y eso depende exclusivamente de cada uno de nosotros. La vida es una sola y, no tiene ni permite ensayos. Hay que vivir cada momento como si fuera único. No dejen que nadie les amargue la vida” y, qué mejor para alegrarse -aunque sea un rato- que disfrutar de este maravilloso espectáculo.