Ghost es una de las películas románticas más recordadas, y no es raro que en un momento en donde Broadway lejos de buscar nuevas ideas, adaptaba clásicos de Hollywood, se haya realizado la versión musical de esta pieza, la cual se estrenó en el Reino Unido en 2011, y llegó a Broadway en 2012.
La versión teatral, respeta fielmente el film de 1990 (el libro fue adaptado por Bruce Joel Rubin, el guionista de la película) protagonizado por Patrick Swayze, Demi Moore y Whoopi Goldberg, es decir, la obra sigue el romance de Sam y Molly – quizás demasiado jóvenes en esta puesta -, ellos acaban de mudarse a un loft en Brooklyn, pero una noche son asaltados y hieren mortalmente a Sam, quien queda en el limbo, ya que se enterará que tiene una misión que cumplir, y es proteger a su amada… para hacerlo, encontrará en una falsa psíquica (Oda Mae Brown) su principal aliada.
Este periodista vio la puesta original de Matthew Warchus, la cual tenía como punto más fuerte que la misma contaba con un gran despliegue técnico y logrados efectos multimedia que ayudaban a contar esta mágica historia de amor. En entrevistas previas al estreno el director Marcelo Rosa, señalaba que lo que buscaron fue poner el énfasis en las actuaciones, y no en los efectos, pero el principal problema de esta versión radica precisamente en que lo que se observa es una puesta que intenta copiar - con escasos recursos - la puesta original, y son tan limitadas las posibilidades que brindan los trucos y diseños multimedia, que lo que se logra es una puesta pobre, que peca por querer entregar mucho más de lo que puede, es verdaderamente una lástima que no se haya decido montar ésta historia con recursos más simples y creativos (aprovechado la ¨magia del teatro¨), y poner realmente el énfasis en lo interpretativo, de haberse hecho lo que señalaba el director, es seguro que el resultado hubiese sido realmente positivo.
Es además en esos efectos donde se deja más expuesta la obra, solo a modo de ejemplo: desde una proyección de la puerta de un edificio donde alguien toca un timbre imaginario, y que segundos después sale un personaje de ese mismo edificio, pero no desde la puerta (que está proyectada en la imagen) sino de un costado del escenario, hasta trucos que no funcionan (como la levitación de uno de los personajes), y otros demasiados simples que toman mucho tiempo en preparar, y no sorprenden (como el atravesar una puerta) hasta detalles, como que en una escena no se entre una heladera la cual siempre estuvo, sumado a las aletargadas transiciones de escenas, son detalles, pero que hacen, y mucho, a la obra en general. La partitura musical – con música original de Dave Stewart y Glen Ballard - posee una coloratura de rock y pop (que aleja, afortunadamente, la pieza de un lugar netamente ¨melancólico¨), Gerardo Gardelin es el director musical, y realiza una gran tarea, donde vale destacar una importante orquesta en vivo, que inyecta energía a la obra. En tanto menciones, es también muy valiosa la adaptación tanto del libro como de las letras de canciones, a cargo de Marcelo Kotliar. A nivel actoral el nivel no es homogéneo, Matías Mayer (quien se lució en Casi Normales y Swingers) se destaca vocalmente, y es en esos momentos donde puede expresar interpretativamente todo lo que le pasa a su personaje, emotiva interpretación, a su lado, Jennifer Schomberger asume este difícil protagónico femenino, su personaje es limitado desde el libro, y sale airosa del desafío, encontrando también sus mejores momentos al interpretar las canciones, valiéndose de su potente voz, en exigidas canciones. Las participaciones de Rodolfo Valss son destacadas (en un papel meramente explicativo, pero que no condiciona a este gran actor).
El trabajo de Natalia Cociuffo es lo más brillante de toda la obra, su Oda Mae Brown es sencillamente deliciosa, cada participación es aire fresco para los espectadores, la actriz se adueña de las escenas, se divierte, y exprime cada palabra de su personaje, a la vez que se luce vocalmente, una tarea de excelencia, la cual está acompañada por dos talentosas actrices: Ivonne Guzmán y Eugenia Gil Rodríguez, ambas de grandes trabajos.
Vale mencionar que en la platea se advierten espectadores que salen de la sala emocionados hasta las lágrimas, y los cuales disfrutan de esta obra, y eso es tal vez lo más importante para rescatar, además de una importante producción que apuesta por el teatro musical en una obra de gran escala, y en un momento difícil para el género, es algo que debe valorarse. Ghost es la historia de un amor mágico, de un amor que no conoce de límites, de un amor que derriba fronteras, y que invita a creer en el amor.