Eloy estaba con su padre en el shopping, caminando como usualmente lo hacían, cuando perdió allí su globo. Se le escapó de las manos y lo vio irse lejos de él para quedar flotando contra lo alto del techo del centro comercial. Ese es el disparador de la historia escrita por Alberto Rojas Apel, sobre la pérdida inesperada y la búsqueda de culpas.
Un texto profundo que tiene como protagonistas a Eloy (Irene Almus), su padre (Horacio Roca) y a Pancho (Víctor Hugo Vieyra), el conserje del shopping que fue testigo de lo ocurrido con el globo. Ellos relatan su visión de los hechos, y sin darse cuenta dialogan entre sí, con una narración precisa, de palabras simples pero emotivas sobre un acontecimiento dramático que cambia la vida de todos. La obra de Rojas Apel es una metáfora que expresa el dolor, la pérdida y la culpa a través de personajes que no tienen miedo a hablar.
El espectador recibe todas las miradas de un evento desafortunado por medio de las sólidas actuaciones de Almus, Roca y Vieyra, quienes logran emocionar al espectador, sin tener necesidad de llevar las emociones a flor de piel en sus personajes. Relatan de manera natural un tema tan complejo como lo es la muerte. Mérito que no sólo debe darse a las palabras que el autor eligió, sino a la cuidada dirección de Román Podolsky, quien una vez más, consigue un excelente resultado en una puesta sencilla de una obra compleja
Se suman también la perfecta coordinación de la música con los meticulosos y ensayados movimientos de los personajes por el escenario, desplazándose por una escenografía que podría ser el mismo shopping o un tranquilo lugar donde estos personajes deciden contar esta historia. Además, la elección correcta en la iluminación que sigue con la línea de mantener la frescura de la obra, y no llevarla por un oscuro camino
No hay errores, quizás desaciertos en algunas líneas de Eloy, un chico de 7 años que no diría ciertas cosas de determinada manera, pero que igualmente no distraen de la globalidad de la puesta. Una historia maravillosa, una obra que deja un mensaje bien claro, un momento para pensar que cuando algo se pierde, hay maneras de ganar la fortaleza para seguir adelante.