Hace un año, comencé la adaptación de la maravillosa obra de William Shakespeare, Romeo y Julieta. Tras varios meses de investigación sobre el autor, la historia y el teatro isabelino, decidí crear “El Elixir de Verona”, la historia en la que dos muchachos adolescentes, descubren el amor y se entregan completamente a él, generando una tragedia como consecuencia.
Ciertos rumores sobre la sexualidad de Shakespeare, señalado en muchas ocasiones como homosexual debido al trato que daba a las mujeres en sus sonetos, sumados a los rumores de que Romeo y Mercurio mantenían una relación homosexual furtiva, tras largos debates analíticos de la historia, fueron los primeros motivos que me llevaron a representar una perspectiva diferente para esta bella historia de amor.
Además, en el antiguo teatro Isabelino, cuando estaba prohibido que las mujeres representasen a personajes en las puestas escénicas, los roles se asignaban únicamente a hombres y niños. Esto me llevó a justificar la masculinidad de mis dos intérpretes principales.
A partir de esto, y en el transcurso de varios meses, comencé a adaptar la historia de Romeo y Julieta, valiéndome de hechos y situaciones que hoy en día pueden encontrarse en nuestra realidad sociocultural. De hecho, la posibilidad de contar la historia de dos adolescentes homosexuales, luego de observar la vigencia de algunos prejuicios hacia esta minoría, me estimuló a trazar un paralelismo entre la realidad actual y aquella en que vivían los Montesco y los Capuleto, dos familias que, concentradas en el bien de sus respectivos hijos, privaban la libertad de elección sexual y sentimental de Romeo y Julieta.
Ya establecido el eje de mi relato, continué con la selección de mi equipo de producción y creativos. No dudé en acercarme a Vilma Bonomo, mi asistente de dirección, quien me acompañaría en el proceso creativo de la obra y más tarde se uniría junto a Virginia Mazzarella, a la producción artística del espectáculo. Con ellas había transitado mi proceso de formación como director, productor y stage manager durante 2 años. Juntos encontramos, un poco más tarde, a nuestro queridísimo Javier Melgarejo, coreógrafo del espectáculo. Desde el principio sentí que él era quien debía contar esta historia junto a nosotros. Su sensibilidad hizo que me sintiese identificado y que pudiese trabajar en consonancia con él.
A las audiciones se inscribieron 384 bailarines oriundos de todo el país. Al probarlos y apreciar toda su pasión por la danza, seleccionamos a los mejores 14 bailarines (5 mujeres y 9 varones). Y, tras una notable improvisación de Federico Amprino y Menelik Cambiaso, quienes hoy en día interpretan a Romeo y Julio, sentimos que “El Elixir de Verona”, ya era un hecho.
Hoy en día, con un elenco oriundo de diferentes provincias y formados en las escuelas de danza más prestigiosas de nuestro país, “Elixir de Verona” está a punto de estrenar en el Teatro El Cubo.
Después de todo, siento que hemos traído a los argentinos, una historia de amor que intentará acercarlos a la idea de que el amor puede ser universal.