Joe Orton fue un polémico dramaturgo inglés (¨Atendiendo al Sr. Sloane¨ es su pieza más famosa) el cual escribía textos con una gran carga de denuncia a la sociedad de principios de los años 60, década en la cual se desarrollo como autor dramático. En Lo que vio el mayordomo utiliza el recurso de las puertas clásicas de los vaudevilles, pero lejos de querer realizar una obra pasatista, y sin contenido, en esta pieza, que en sí, es una comedia de enredos, lo que hace es criticar la moral ¨convencional¨ de dicha época a través de un juego en donde se pone en cuestión la identidad sexual y los deseos sexuales de las personas, y lo que ¨debe ser¨, y uno de sus dardos mas filosos apuntan al abuso de la autoridad.
El espectáculo se ubica en la clínica psiquiátrica del prestigioso Doctor Feldman (Luque) – al cual pareciese que le interesa más el sexo femenino que la salud de sus pacientes – en donde llega el misterioso Doctor Gatti (Pinti), funcionario del Ministerio de Salud Pública, para inspeccionar dicha instalación, desde ese momento, todo entrará en una trama de enredos, confusiones y teorías desopilantes, en la cual se verán envueltos éstos dos personajes, la esposa del Dr. Feldman, un botones del un lujoso hotel, una joven postulante como secretaria del doctor, y un sargento.
La dirección de Carlos Rivas se mantiene únicamente en la buena intención, el director no logra organizar las situaciones que se suceden en la pieza, ni el tipo de humor que la misma pide, y se utiliza un timming demasiado lento, que ralentiza ese delirio que debería gobernar en la pieza. Lo más curioso, es que a pesar de contar con la actuación protagónica de cuatro brillantes artistas, el nivel interpretativo general es pobre. Se destaca la tarea de Alejandra Flechner que es quien mejor entiende el tipo de humor que Orton solicita para sus personajes, a su vez, es también bueno el trabajo de Abian Vainstein como el Sargento. Lo que vio el mayordomo es una obra crítica y con un delicioso humor acido de un autor transgresor, pero en la puesta de Rivas, lamentablemente la misma parece una obra menor escrita por un amateur, y en donde, ni siquiera el talento de Enrique Pinti o Luis Luque pueden hacer algo para contrarrestar el tedio de esta propuesta.