El director Nicolas Stemann, quien en sus puestas suele cuestionar la forma teatral, en esta ocasión cruza una de las principales obras de la Ilustración alemana Nathan el Sabio de Gotthold Ephraim Lessing, publicada en 1779, la cual es un fervoroso llamamiento a la tolerancia religiosa, para confrontarla con un texto de la novelista, dramaturga, ensayista, ganadora del premio Nobel de Literatura en 2004, Elfriede Jelinek que cuestiona los ideales de tolerancia y fraternidad a la luz del violento contexto mundial. La puesta de Stemann comienza con el descenso de un altavoz el cual reproduce textos de la obra original, luego, un telón subirá para descubrir a los actores diciendo sus textos (cual radioteatro), de a poco irán tomando el escenario, pero no será hasta el final que la obra tenga un giro radical, y esta ¨obra de radio¨, deje su pasividad, para revolucionarse, y lograr algún atractivo más ¨teatral¨. Precisamente allí radica el principal problema de esta pieza, luego de 90 soporíferos minutos, de un enorme estatismo, y de una obra que solo se vale por su diálogo, encuentra al finalizar, con la entrada del extenso monólogo escrito por Jelinek - desdoblado en la voz de los 6 actores principales - donde todo cambia radicalmente, y se le puede encontrar cierto sentido a por qué hacer hoy la obra original y encontrarnos con esta puesta. Es cierto vivimos en tiempos de crisis, la religión sigue estando en conflicto, e intenta seguir metiéndose (y atrasando años) en las agendas políticas, a la vez que la derecha cuenta con mayor cantidad de presidentes en las países más importantes del mundo, con todo lo que ello conlleva, sumado a las falacias y al patetismo de estos mandatarios que creen gobernar el mundo con políticas para pocos, aquí la obra de Lessing es puesta bajo la lupa ¿los gobiernos de derecha están dispuestos a discutir con sus pares? ¿Son aptos para tolerar al prójimo? Estrenada en un contexto en Francia post Charlie Hebdo y del atentado en el teatro Bataclán de París ¿que sucede hoy con la obra de Lessing que llama a la tolerancia religiosa? Una interesante idea, pero que en la concepción pierde fuerza y donde el mensaje termina quedando como un afiche político, que se sabe, sin fuerza, ni sostén.