Ana, acompañada por su esposo, el Chato, vuelve a su casa luego de haber estado en terapia intensiva producto de un accidente que sufrió. Él y toda su familia tenían preparado hacer una fiesta sorpresa para darle la bienvenida, pero una confusión con el horario, hace que sean Ana y el Chato los primeros en llegar a la casa. Los distintos familiares y amigos van llegando, pero lo que suponía un agradable reencuentro pronto comienza a extrañarse, cuando los personajes empiezan a alienarse, pero… ¿Cuáles son las verdaderas intenciones de la familia con Ana? ¿O es acaso todo producto de una rara enfermedad o una alucinación?
No abras los ojos es un espectáculo inesperado, una obra donde nada parece ser lo que es, y la cual constantemente sorprende. La pieza esta inteligentemente planteada, tanto desde el texto, como desde la dirección (escrita por Lorena Barutta y Gonzalo Bueno, y dirigida por la primera) ya que todo inicia con una gran naturalidad, para meterse de apoco en una suerte de realismo mágico, hasta adentrarse firmemente en un mundo de ciencia ficción.
La obra recorre un camino nada fácil, pasando por registros disimiles, pero en aquel preciso lugar donde cualquier obra podría caer en un terreno imposible de sortear, aquí los cambios no se los ve como algo extraño, sino que se vuelven ¨naturales¨ a los ojos de los espectadores gracias al dedicado trabajo en la dirección y las precisas actuaciones.
Como se mencionó anteriormente, el numeroso elenco que integra la obra (Fabricio Mercado, Mónica Arguelles, Carolina Borghi, Marta liuzzi, Gimena Romano Larroca, Pilar Ruiz, Laura Aneyva, María Cecilia Chichizola, Veronica Cognioul Hanicq, Silvia Daurat, Cristina Erlijman, Marilina Sánchez y Mabel Seguro) realiza una tarea homogénea de gran nivel, donde cada uno de ellos logra momentos de destaque.
No abras los ojos es una que sorprende con su inventiva y espontaneidad, volviéndose una propuesta altamente novedosa.