Roberto Peloni demuestra una vez más que es un gran artista, con múltiples y dispares personajes donde no deja de sorprender de principio a fin en una propuesta muy divertida y costumbrista. En el pasado ya nos deslumbró con acertadas interpretaciones en exitosas producciones comoEl cabaret de los hombres perdidos o el inolvidable Lord Farquaad en la fantástica comedia musical Shrek, o la cabeza de The Rocky Horror Show o un contraste ángel en Dios. Esta vez sin acompañamiento, solito en escenario en un divertido show donde nos presenta varias facetas de su enorme humor. Un espectáculo de modesta producción pero donde puede volcar todo su talento, chispa y creatividad Nobles y desopilantes caricaturas de la vida misma en picarescos monólogos y canciones. Un joven que a causa de haber sido sobrealimentado con pollo sufre de tener turgentes pechos y es acosado por varios profesionales médicos. Una joven lesbiana barrial de efervescente humor, perteneciente a una murga y a punto de ser madre junto a su pareja. Una versión instructiva de Maria Eugenia Viral, donde presenta videos con bloopers y aconseja a la platea como cuidarnos. Una empleada de maestranza en hospital público, abarrotada de trabajo y poco horario libre. O su mejor interpretación como un payamédico singular llamado Donald, muy similar al presidente Trump. El cual no tiene límites y a viva voz, discrimina a todo ser que no sea un blanco norteamericano, con canciones infantiles pero con letras controversiales, como “Había una vez un sirio”. Que la gente tímidamente acompañaba en un principio pero toda la platea termina cantando: Había una vez, un sirio que asustaba niños en New York. !!Hay que matar al sirio!!! Textos propios y originales con colaboración de Sebastian Meschengieser, mantienen en chispeante risas de principio a fin al público. Demostrando que puede con la difícil tareas de hacer reír a la gente con jugadas interpretaciones, improvisaciones y hasta haciendo de sí mismo en el final.