Sandro es, sin lugar a dudas, uno de los grandes iconos de la cultura popular argentina, un artista que supo trascender barreras, el cual musicalmente atravesó grandes cambios, pero nunca perdió ese ¨fuego¨ y esa pasión, que son sus marcas personales, y cuyas canciones aun mantienen intacta esa fuerza y seducción.
Una figura, una personalidad, tan importante no podía dejar de tener un homenaje en los escenarios, y es por esto que Ariel Del Mastro, Daniel Dátola, y el productor Héctor Cavallero, decidieron crear un espectáculo que haga honor a la historia y música de este ícono.
Lejos de realizar un recorrido biográfico, la historia se centra en una de las ¨Nenas¨ de Sandro: Alicia, la cual sigue apasionada y obsesivamente al cantante, desde la primera vez que lo descubre en el clásico programa ¨Sábados Circulares¨, pasando por el mítico bar ¨La Cueva¨; viendo sus películas en el cine, y desde ya, sin perderse ninguno de sus conciertos, como saludándolo en todos sus cumpleaños en la casa de Banfield.
Pero esta mujer tiene además una familia y un esposo – Antonio – el cual intenta comprenderla y acompañarla en su sentimiento, pero en un momento, no podrá aguantar más, y es allí, cuando Alicia deberá elegir entre su ídolo y su esposo.
La puesta de Ariel Del Mastro (a pesar de encontrarse con un insípido libro, el cual no deja de caer en lugares comunes, y con nula trascendencia e interés dramático) es impactante, con un gran despliegue de producción. El inteligente diseño escenográfico – a cargo de Jorge Ferrari – se potencia con los magníficos videos realizados por Maxi Vecco, el diseño lumínico del propio Del Mastro, y el vestuario de Alejandra Robotti, son los encargados de crear el marco justo para contar esta historia.
Con destacados nombres en su elenco. Natalia Cociuffo y Christian Giménez son los encargados de los roles protagónicos: Alicia y Antonio respectivamente, ambos realizan buenas labores - y si bien sus personajes se encuentran seriamente limitados desde la dramaturgia - se imponen por la fuerza de sus talentos individuales.
Fernando Samartin, como Sandro, es quien se roba todas las miradas, su trabajo es exquisito y meticuloso, y lejos de realizar únicamente una imitación el ¨es¨ su personaje. Al verlo en escena, es indudable su capacidad interpretativa, a la vez que sos idénticos sus movimientos, apariencia y voz.
En roles secundarios se destacan las divertidas interpretaciones de Leo Bosio, Julián Pucheta y Mariela Passeri. Sería injusto no nombrar el altísimo nivel del Ensamble, de gran despliegue y talento, quienes hacen lucir las exquisitas coreografías creadas por Gustavo Carrizo.
Los puntos más altos del espectáculo son los momentos musicales, en los que se vive un verdadero show. Por amor a Sandro es la posibilidad de disfrutar una producción nacional de altísimo nivel, con grandes talentos dentro y fuera del escenario, que generan un emotivo, y merecido, homenaje a Sandro.