“Yo no sé cómo será una tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y palos”. Esta frase atribuida a Albert Einstein es el disparador para crear la fábula distópica que es República Einstein. Durante una hora nos sumergimos en un futuro oscuro y poco prometedor, entrecruzado por dinámicas y prácticas culturales que son familiares y contemporáneas, pero que en el contexto propuesto se convierten en herramientas críticas de un tiempo presente.
Si la obra tiene un mérito, ese es el de construir con muy pocos elementos y bastante humor, esa pesadilla einsteniana de imaginar el período que va de una hipotética tercera guerra mundial y una cuarta. Por este motivo, el buen trabajo de Emilia Dulom y Nacho Zabala es crucial para sostener un relato que recorre por partes iguales escenas delirantes, cómicas y satíricas, pero también por momentos con un fuerte componente dramático, aunque esté siempre enmascarado por una buena dosis de gracia e insolencia. En esta obra escrita y dirigida por Lionel Arostegui el uso de la pantalla -y el respectivo diseño audiovisual- y más que nada, del diseño sonoro contribuyen con creces a un montaje efectivo y poco pretencioso, en sintonía con la escasez de recursos del universo narrado. República de Einsteinse anima a la experimentación y a tomar licencias narrativas, entre otras cosas, para hacer hablar en ciertos parlamentos a sus personajes en inglés sin traducción alguna. Aquí, quizá se encuentre otro interesante y poco frecuente mérito (y que no se limita sólo a una simple cuestión idiomática): el de animarse a contar una historia sin obsesionarse con la legibilidad absoluta.