Ingmar Bergman es un artista extraordinario, cuyas obras siguen plenamente vigentes, actualmente en nuestro país se presentan dos obras suyas: Escenas de la vida conyugal, y Sonata de otoño, ésta última es la versión teatral del film homónimo que el guionista y director sueco estrenó en 1978, y que se presenta en el Teatro Picadero en versión y dirección de Daniel Veronese.
La pieza se centra en el reencuentro entre madre e hija, luego de no verse por 7 años. Charlotte (una célebre pianista que privilegio su carrera por sobre su familia) viaja a la casa de su hija Eva y su esposo Víctor, al llegar, se encuentra con que su hija menor Helena – la cual creía que continuaba internada en una clínica para enfermos incurables por la enfermedad degenerativa que sufre – se encuentra viviendo con ellos, ésto la moviliza, sorprende y altera, pero pasan las horas, y todo parece llevar a unos bellos días, pero en la cena las heridas y el profundo dolor del pasado, saldrán a luz violentamente.
Este potente espectáculo se vuelve una verdadera maravilla gracias a la dirección de Daniel Veronese, ya que entiende cómo funcionan los distintos hilos dramáticos, brinda distintos climas en donde se va jugando con la tensión, - por momentos dejando sin aliento a los espectadores - y por supuesto, por la excelente conducción de sus intérpretes.
En distintas críticas teatrales se suele catalogar actuaciones dramáticas – muchas veces exageradamente - usando el término ¨tour de force¨, pero quienes hayan vivenciado esta obra pueden dar fe que si se aplica esta descripción a las actuaciones de Cristina Banegas y María Onetto, nadie podría objetar tal uso, ya que el trabajo de estas actrices es inmenso, tienen un poder, y una energía que es imposible inmutarse ante un trabajo que impacta y resuena fuertemente. Las composiciones de ambas son ricas en matices, y hacen pasar a sus personajes por distintas coloraturas dramáticas. A estos dos grandes trabajos, se suman los de Luis Ziembrowski y Natacha Córdoba, quienes se destacan en cada una de sus participaciones.
Sonata de otoño es una fuerte, descarnada y cruda obra que habla sobre los vínculos paternales, los rencores y dolores del pasado, sobre lo que uno supone debe hacer, la incapacidad de amar y de perdonar, la muerte, la enfermedad, la soledad, el amor y la culpa.