En Viene sucediendo se refleja exageradamente el cansancio, agotamiento y fastidio por la lectura, de un grupo de tres chicas y un chico que se juntan a estudiar para un examen. Un sentimiento que lleva a otro y así, cada uno se abrirá para contar sus temores y conflictos más profundos. Los hechos de la vida que los marcaron, se irán reflejando para dejar caer las máscaras de cada uno.
Las acciones suceden alrededor de una mesa en la que los cuatro estudiantes leen en voz alta sus libros y apuntes. Cada uno de los personajes cumple un rol: la que sabe todo, la que anota, la que está cansada y el que se deja llevar. Todo esto contribuye a reflejar las escenas más típicas que se dan alrededor de un grupo de estudio. A partir de los apuntes, se van desatando los conflictos internos de cada personajes, los sucesos que más los perturban y que definen sus personalidades.
Algunas escenas quizás resultan un poco extensas para el espectador, pero esto es necesario para generar el clima de fastidio que requiere la obra. La dirección, de Enrique Federman, apunta a una justa y definida interpretación de cada actor: Lucila Garay, Gastón D angelo, Valeria Zylberberg y Soledad Sauthier. Aunque cabe resaltar que a las actuaciones, les falta una pequeña vuelta de tuerca.
En Viene sucediendo se plantea el modo en el que se van desencadenando un sinfín de emociones. Una pieza teatral en la que los personajes desnudan sus sentimientos y dejan caer sus máscaras de manera inesperada.